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¡QUE POCA MA…!: LA PANDEMIA QUE CAYÓ COMO ANILLO AL DEDO SOLO A UNOS CUANTOS…

LA COLUMNA...
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Por: René Vega Giles

Hay instituciones y personas que la epidemia por el alto contagio de Covid-19 les cayó como anillo al dedo, sobre todo a las bancarias, las de apoyo y gestión social, defraudadores y algunas más del sector público.

Los que más perdieron fueron las empresas, comerciantes (establecidos y ambulantes), prestadores de servicios, transportistas y los propios estudiantes en todos los niveles.

La banca privada y usureros, al momento siguen siendo quienes mayores ganancias obtienen de las desgracias que acontecen en el país o en la entidad, solo por el uso de cajeros automáticos y transferencias el año pasado obtuvieron ganancias por los 10 mil 200 millones de pesos.

La cantidad antes mencionada superó las mismas expectativas de los propios consorcios financieros e incluso México fue el país donde lograron implantar récord en ingresos a pesar de la baja productividad, del confinamiento casi total de los connacionales.

Eso permitió que todavía haya quien juzgue que los altos contagios y mortandad provocada por el Covid-19 sea una mentira, impulsada por los grandes empresarios del mundo y generar beneficios propios.

No solo fueron los banqueros voraces hacia quienes les cayó como anillo al dedo la pandemia, también a ciertos “políticos” con ambición de poder, quienes al ser unos desconocidos buscan beneficiarse con el dolor del pueblo, para saciar sus intereses personales, escondidos tras un partido político llamado Encuentro Social y Encuentro Solidario, el viejo defraudador Hugo Erik Flores quien junto con la cofradía del expresidente Felipe Calderón Hinojosa hizo grandes negocios.

Pero no está solo, en su acompañamiento está el diputado federal solovino Jorge Argüelles Victorero, el mismo que causa violencia de género, que utiliza documentación falsa para obtener residencia en diversos estados, municipios y al parecer en países.

Hay más, quienes están en las calles sueltos y medran para beneficio personal con el dolor de las familias, sobre todo aquellas que perdieron uno o más integrantes por contraer el Covid-19.

También están los defraudadores, aquellos que hacen su agosto y roban al pueblo que requiere un tanque de oxígeno medicinal para la recuperación de algún familiar con coronavirus.

Las bandas de delincuentes operan en las redes sociales, pero pareciera que la susodicha “policía cibernética” forma parte de los mismos porque tampoco atrapan ni un virus de su computadora.

Como anillo al dedo les ha caído la pandemia del Covid-19 a quienes venden la vacuna para prevenir la enfermedad del siglo XXI, aprovechándose de la ignorancia de quienes pueden supuestamente adquirir la dosis en precios que van desde los mil 500 a cinco mil pesos, que al final no entregan nada y asaltan a los incautos.

Mientras, las escuelas cierran, comercios, restaurantes, balnearios y todo aquello que es productividad y desarrollo, que sostiene la economía del estado, porque hay un abandono total hacia la iniciativa privada.

No solo es el sector productivo quien está abandonado, también el agropecuario con productores de cebolla quienes por falta de apoyos prefieren que el producto se eche a perder, porque en las instituciones que deberían fortalecerlos los ven como carne de cañón electoral.

Triste realidad de un estado que alguna vez fue próspero y genero empleo para los estados vecinos, que fue tierra del agrarismo, del crecimiento industrial, del turismo y de la ciencia.

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