MUCHO RUIDO, MUCHAS ENCUESTAS, MUCHA VIOLENCIA TANTO FÍSICA COMO VERBAL Y CARRETADAS DE DINERO PARA IMAGEN DE CANDIDAT@S EN ESPECTACULARES, REDES SOCIALES Y TRANSPORTE PÚBLICO, ARROJA HASTA EL MOMENTO, EL PROCESO ELECTORAL EN MORELOS…

Por: Felipe Villafaña

Y las campañas iniciaron en su tiempo, en su momento con circunstancias un poco complicadas y con una serie de datos jamás vistos en otros procesos electorales, con una lluvia de estadísticas incluso de presuntas encuestadoras.

Tantos números confunden y agreden la inteligencia del votante, más que confundir por quién saldrán a emitir su confianza para los siguientes seis o tres años, al frente de una institución.

Una competencia entre dos al gobierno del estado, en la que dentro de un mes habrá ya una decisión más clara del votante, aunque todo cambia en las últimas horas o minutos, todo depende del momento que se viva.

Hay exceso de publicidad en el ambiente que en muchas ocasiones contamina y genera caos, incluso hasta el malestar de una sociedad que al momento no ve la propuesta ni el cómo resolver las grandes demandas.

Sin duda son tiempos electorales distintos a los de hace seis y tres años, en donde algunos partidos políticos por sus excesos pueden desaparecer, otros crecer y algunos más seguir siendo de la chiquillada.

Lo único que no ha cambiado son las reuniones masivas, como para medir el brazo de cada una de las candidatas al gobierno del estado, acompañadas de sus mejores elementos y tras de ellas simples frases de colofón.

En las redes sociales, sus seguidores se rasgan las vestiduras sin saber que solo se trata de una elección, en donde no hay famosos por su nombre y son quienes siguen con la guerra electoral sucia.

 En las redes sociales y en la publicidad al aire libre es utilizada o malutilizada la estética del occidente, la que dicta desde hace muchas décadas el norteamericano por su racismo ante el resto del mundo, que si es blanca, que si tiene los dientes de un campeón o bien si es alta, baja, delgada o robusta.

Esas son las incoherencias de la temporada electoral, en donde solo hay muchas frases “domingueras” o “bonitas” y pocos programas serios del gobierno, del cómo atacar las causas de la inseguridad, de la falta de un programa del proceso enseñanza-aprendizaje, del cómo atraer al turismo, la inversión y ser generadores del empleo.

La continuidad, el cambio o la nueva al final pasan desapercibidas por el que realmente sale a votar, por eso en esta época de encuestitis no afecta la psicología emocional del ciudadano, para un 70 por ciento de éstos es una agresión a su inteligencia y considera que son acciones banales.

La propaganda al aire libre en espectaculares y en el servicio colectivo no atrae al votante, solo inculca su alejamiento de las urnas, porque piensan que todo ese dinero debería invertirse en programas sociales, en el sector educativo y deportivo, en mejorar el servicio de distribución del agua y de muchas carencias más que hay al nivel pueblo.

Para todos es conocido que el árbitro electoral como es el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana, es un elefante blanco con mucho presupuesto, pero inerte a la promoción de la democracia.

No es una situación que espante porque saben que desde la cabeza del Impepac hay favoritismo, hay parcialidad e ignorancia supina sobre lo que dicta el Código de Procesos y Procedimientos Electorales.

Así está demostrado por los siete consejeros electorales, quienes han asaltado el órgano de procesos locales electorales (Ople) con todo y su presupuesto, porque suelen manejar el financiamiento como si fuera propio o para beneficio de los partidos políticos en los que militan.

Sin duda,  pasado el dos de junio, tiene que haber un nuevo Consejo Estatal Electoral como el que manejó Teodoro Lavín León, Óscar Granat Herrera y Jesús Meza Tello, con capacidad y conocimiento de la ley.

Así avanza el proceso electoral en el estado de Morelos, sin nada para nadie y con una comunidad votante incrédula, así como con un árbitro ignorante de su papel que hasta suelen presumir ese cerebro bastardo que tienen al tomar decisiones. Por hoy, es todo.